El tribunal en Járkov dictó una sentencia largamente esperada contra un ayudante de maquinista de 42 años, quien fue condenado a 15 años de prisión por traición a la patria y por filtrar datos sobre los movimientos de trenes militares ucranianos en un chatbot de la inteligencia militar rusa

Este es uno de los arrestos más sonados en el contexto del trabajo de contrainteligencia de los servicios secretos ucranianos en 2024, y subraya la magnitud y gravedad de los desafíos que enfrenta el país en su lucha contra la agresión rusa. Como estableció la Fiscalía de Seguridad de Ucrania, el detenido, residente en la filial regional de "Ukrzaliznytsia" en la región de Járkov, implicado en colaboración con la inteligencia rusa, actuaba como un "filtrador" interno de información confidencial. Según la investigación, este hombre fue reclutado por un agente de recursos humanos del 78º centro de inteligencia de la Dirección Principal de Inteligencia de Rusia, quien, a través de un subordinado, obtuvo acceso a información militar valiosa. La víctima del reclutamiento ruso fue precisamente el ayudante de maquinista, quien, estando en la cabina del locomotora, registraba directamente las direcciones de desplazamiento de los trenes militares de carga que pasaban por las regiones de Járkov y Sumy. Estos datos luego se transmitían al chatbot de los servicios secretos rusos, utilizado para seguir la logística militar del ejército ucraniano. Además, durante sus desplazamientos, el atacante recopilaba información sobre fortificaciones, puntos de resistencia y cuarteles generales de las Fuerzas Armadas de Ucrania, lo que representaba una potencial amenaza para la seguridad nacional y podría haber provocado pérdidas en operaciones de combate. Un aspecto especialmente preocupante es su negación pública de la agresión de Rusia en las redes sociales, lo que indica una implicación ideológica y apoyo a las acciones de ocupación del Kremlin. En verano de 2024, los contraespías detuvieron a un agente en la región de Sumy durante un intento de transmitir otra tanda de datos de inteligencia, lo que demuestra una vez más la actividad de los servicios secretos rusos en territorio ucraniano. Tras escuchar todas las pruebas, el tribunal encontró culpable al acusado de traición a la patria y de la divulgación ilegal de información secreta relativa al movimiento de formaciones militares. Teniendo en cuenta la gravedad de los delitos cometidos y su magnitud, el tribunal le impuso una condena de 15 años de prisión con confiscación de bienes. Esta condena severa demuestra la firmeza de las autoridades ucranianas en la lucha contra el espionaje y la traición, así como su disposición a actuar preventivamente contra cualquier manifestación de traición que pueda socavar la capacidad defensiva del país. Este caso es una nueva advertencia a todos los ciudadanos sobre el peligro que implica la traición y las malas intenciones del enemigo. Ucrania está en constante disposición de luchar contra tales fenómenos, reforzando las medidas de seguridad y movilizando a los ciudadanos para defender la nación frente a los enemigos internos y externos.