Según datos del Instituto de Estudios de la Guerra (ISW), el Kremlin está activamente formando y reforzando una retórica que podría indicar la intención de prolongar el conflicto militar con la OTAN y preparar a la sociedad para operaciones de combate a largo plazo
De acuerdo con los análisis, las autoridades rusas están reevaluando sistemáticamente los discursos que anteriormente utilizaban para justificar la agresión contra Ucrania, con el fin de aún más militarizar a la sociedad civil y crear las condiciones para un posible conflicto a gran escala con Occidente. Estos esfuerzos parecen formar parte de una estrategia a largo plazo destinada a fortalecer el patriotismo militar y respaldar la base ideológica para nuevas escaladas. Un elemento de esta labor informativa es el fuerte aumento de los mensajes nacionalistas y los intentos de retratar a Ucrania como un agresor de superpotencia. En particular, la militarización de la sociedad se ve reforzada por la constante fusión de narrativas históricas de la Unión Soviética con la retórica moderna del Kremlin. Por ejemplo, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en una conferencia de prensa reciente acusó a la Unión Europea de avivar una "ideología neonazi" en Europa y afirmó que Moscú hará todo lo posible por erradicarla. Sus palabras refuerzan la idea de que Rusia, más que nunca, busca afirmar la verdad histórica sobre la victoria en la Gran Guerra Patria para contrarrestar la difusión de mitos y propaganda occidental. Los analistas señalan que así, el Kremlin intenta no solo fortalecer la unidad interna, sino también construir una imagen negativa de los países occidentales en la conciencia de los rusos, aumentando así el apoyo a medidas militares. Además, Vladimir Putin y su entorno cercano en sus declaraciones interpretan el concepto de "desnazificación", que remonta a la historia, como una necesidad de cambiar el régimen ucraniano y establecer un gobierno pro-ruso — escenarios que utilizan para justificar la guerra. Una prueba adicional de esta táctica fue la reciente declaración de Putin, quien volvió a acusar a Ucrania de controlar "elementos neonazis" y resaltó la necesidad de derrotarlos en la "eterna lucha contra el nazismo". Según expertos, esto es un ejemplo clásico del uso de mitos históricos para alimentar el patriotismo interno y legitimar las acciones militares. Al mismo tiempo, el Kremlin enmudece cada vez más en emplear la misma estrategia del pasado, acusando a países vecinos, en particular Finlandia, Estonia y Moldova, de intentar controlar y de intervenir directamente en su independencia. Todo esto está dirigido a preparar la opinión pública y crear un campo informativo para una posible nueva ola de agresión en el ámbito internacional. Otro aspecto importante en esta campaña informativa es la propuesta del Kremlin a Ucrania de un "alto el fuego de Pascua" a corto plazo. Sin embargo, según las Fuerzas Armadas de Ucrania y analistas, cualquier acuerdo debe ser completamente transparente, oficialmente acordado y contar con mecanismos de monitoreo estrictos, ya que en la práctica muchas veces solo sirven como pretexto para recuperar fuerzas y preparar próximos golpes. Las fuerzas militares ucranianas y círculos gubernamentales siguen subrayando las violaciones sistemáticas por parte de los ocupantes rusos de los derechos de las comunidades religiosas en los territorios ocupados, en particular los esfuerzos por perseguir a las iglesias cristianas. Al mismo tiempo, Ucrania llama a la comunidad internacional a estar atenta a los intentos del Kremlin de ampliar sus planes expansionistas mediante provocaciones informativas y acciones militares. En cuanto a la situación en el terreno, las fuerzas rusas lograron un cierto avance en la región de Kursk y cerca de Toretsk antes del inicio del anunciado alto el fuego de Pascua. Sin embargo, a pesar de los supuestos frenos, los combates continúan, y los defensores ucranianos insisten en la cautela para no caer en trampas y mantener el control de la situación. En resumen, en un escenario donde el Kremlin busca prolongar el conflicto y crear un ambiente ultrapatriótico en su propia sociedad, una de las principales herramientas sigue siendo la guerra de información y la reevaluación constante de los relatos históricos, con el fin de justificar sus intenciones y fortalecer su posición en el ámbito internacional.