El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a hacer una declaración inesperada respecto a la situación en torno a Ucrania y Rusia, expresando optimismo sobre una posible pronta finalización de las negociaciones y la apertura de nuevas oportunidades económicas para ambos países y, en última instancia, para Estados Unidos

En una publicación en su plataforma Truth Social, Trump informó que espera que ya «esta semana»—considerando que en EE. UU. la semana suele comenzar el domingo—Rusia y Ucrania firmen un acuerdo que, en su opinión, abrirá nuevos horizontes para la cooperación y los negocios. Según el exmandatario, este paso podría dar inicio a un «gran negocio» con Estados Unidos, que traería a ambas partes ingresos significativos y crecimiento económico. Además, Trump afirmó que «la regla de oro en las negociaciones» consiste en que quien tiene el oro—el poder—es quien establece las reglas, insinuando su filosofía de que las partes fuertes en cualquier acuerdo obtienen ventajas. Esto, según él, es clave para el éxito y la prosperidad, y el exmandatario claramente confía en un escenario positivo para Ucrania y Rusia. Cabe señalar que esta visión, optimista y bastante femenina, de Trump apareció justo antes de las negociaciones previstas; sin embargo, actualmente no hay confirmaciones oficiales de que Kiev y Moscú tengan en mente firmar algún acuerdo concreto. Además, expertos y analistas resaltan que la situación en torno a Ucrania sigue siendo tensa y bastante compleja para predecir, por lo que cualquier promesa de negociaciones rápidas debe tomarse con cautela. Por el momento, la situación en el ámbito diplomático y militar sigue siendo incierta. El espectro político estadounidense también está dividido respecto a si las declaraciones de Trump podrán impulsar un avance real en las negociaciones o si, por el contrario, quedarán en declaraciones populistas destinadas a apoyar a sus seguidores y a destacar su papel como « mediador » en asuntos internacionales. Mientras tanto, en la arena política, la situación se complica aún más, y los actores ucranianos y rusos mantienen reserva en sus respuestas, subrayando que las decisiones sobre una solución pacífica deben tomarse únicamente en el marco de procesos diplomáticos complejos y no mediante declaraciones aisladas. Sin embargo, toda esperanza de una resolución rápida del conflicto o de avances significativos hacia la paz genera interés y cierto optimismo cauteloso entre la ciudadanía. En general, el alto nivel de tensión en torno al conflicto ucraniano-ruso y su resonancia global permanecen, pero la noticia sobre un posible «gran negocio final» y las altas apuestas en las negociaciones, sugeridas por el exlíder estadounidense, sin duda añaden nuevos matices a el complejo mapa de la diplomacia moderna y las relaciones internacionales.