Los medios informan: Rusia busca levantar las sanciones aéreas de EE
UU., pero la Unión Europea bloquea activamente estos esfuerzos. En un contexto político complejo, marcado por la tensión en torno a Ucrania y las restricciones sancionarias internacionales, continúa la lucha por abrir una nueva vía en la conectividad aérea: Rusia insiste en cancelar la prohibición para que sus aerolíneas vuelen a EE.UU. Al mismo tiempo, las instituciones europeas se oponen firmemente a estos pasos, enfatizando la preservación de las sanciones y la cuestión de seguridad. Según un artículo del influyente medio Politico, las autoridades rusas están promoviendo activamente la apertura del espacio aéreo estadounidense para sus aerolíneas como parte de posibles acuerdos para detener las hostilidades en Ucrania. Esto es uno de los elementos estratégicos en los esfuerzos diplomáticos de Moscú para restablecer la conexión aérea y facilitar el acceso de sus transportistas a nivel global. Sin embargo, estas iniciativas no son bien recibidas por los países europeos con buena voluntad. Un alto funcionario de la Comisión Europea, que pidió permanecer en el anonimato, declaró que la UE no tiene intención de levantar las sanciones aéreas contra Rusia. "En primer lugar, existen sanciones amplias contra Rusia, que incluyen la prohibición de vuelos de las aerolíneas rusas a través del espacio aéreo de la Unión Europea", afirmó. Además de las restricciones políticas, las autoridades europeas subrayan la importancia de la seguridad. El representante de la UE destaca que en los últimos tres años, las aerolíneas rusas y los servicios de control del tráfico aéreo probablemente no hayan pasado las certificaciones y mantenimientos adecuados, lo que pone en duda su aptitud para volar. Como resultado, surge una importante preocupación sobre la seguridad de los vuelos de aviones rusos sobre el territorio de la UE y EE.UU. en el futuro. Tras la invasión militar a gran escala de Rusia en Ucrania, se implementaron amplias prohibiciones para las aerolíneas rusas en cuanto a aterrizajes y vuelos en los territorios de Europa y EE.UU. Además, los países occidentales impusieron un embargo en la provisión de piezas de repuesto de fabricantes como Boeing y Airbus, lo que restringe significativamente las capacidades de la flota rusa. A pesar de ello, Rusia ha establecido como uno de sus objetivos diplomáticos principales la reanudación de los vuelos directos con EE.UU. Para Moscú, esto representa un punto clave, pues, según el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, cancelar las sanciones contra Aeroflot podría ser uno de los requisitos previos para normalizar las relaciones aéreas. El 11 de abril, Lavrov afirmó en una entrevista que Washington está considerando esa posibilidad, aunque hasta ahora no se han tomado pasos concretos. Adicionalmente, Rusia pidió a EE.UU. permitir la compra de aviones Boeing y pagar por ellos usando activos rusos congelados, confiscados al inicio de la agresión militar. Se trata de posibles soluciones de compromiso que podrían formar parte de un paquete de condiciones para levantar algunas sanciones en caso de acordar una tregua en territorio ucraniano. No obstante, el carácter cerrado de las negociaciones con Washington en esta situación excepcional dificulta que cualquier paso para flexibilizar restricciones a las aerolíneas rusas y estadounidenses no genere una presión adicional sobre las aerolíneas europeas. Los representantes de la UE han expresado que están cansados de gastar recursos en esquivar las rutas prohibidas, incluyendo las que atraviesan el espacio aéreo ruso, lo cual incrementa costos y tiempos de vuelo. Esa es una de las razones por las que en Europa y Asia predominan las aerolíneas chinas, que disponen de mayores oportunidades dadas las circunstancias actuales. A pesar de estas consideraciones, Bruselas mantiene una postura extremadamente cautelosa respecto a la posibilidad de responder rápidamente a las iniciativas rusas. Uno de los principales obstáculos es la seguridad. Un representante de la Comisión Europea señaló directamente que el volar aviones militares rusos y la posibilidad de nuevos incidentes —por ejemplo, tras el ataque ruso a objetos de defensa aérea en Azerbaiyán— representan un riesgo para la seguridad de la conectividad aérea. Anteriormente, Bloomberg indicaba que los planes estadounidenses para alcanzar un "acuerdo de paz" con Rusia también incluyen una posible relajación de las sanciones, en particular si se prolonga la suspensión de la guerra y si Ucrania renuncia a la membresía en la OTAN. Este es uno de los temas controvertidos que se discuten a nivel internacional y que aumentan la tensión en las negociaciones y en los diálogos diplomáticos sobre una posible resolución del conflicto. En conclusión, la situación respecto a la conectividad aérea entre Rusia y Occidente continúa siendo complicada e impredecible, debido a que, por un lado, Moscú busca reactivar la aviación global, y por otro, la UE y EE.UU. desean mantener restricciones por motivos de seguridad y política. La disputa sobre las sanciones aeronáuticas es un ejemplo claro y un posible obstáculo para una futura normalización diplomática en la región.