Los Estados Unidos buscan presionar a Ucrania en el proceso de finalización de la guerra, pero al mismo tiempo evitan fortalecer públicamente la presión sobre Rusia, informa Axios

En círculos diplomáticos y en altos niveles de poder en Estados Unidos, en los últimos tiempos se llevan a cabo discusiones sobre la estrategia respecto al conflicto ruso-ucraniano. La administración del presidente Donald Trump, que previamente prometió activamente facilitar una paz rápida y efectiva, ahora se enfrenta a la realidad de negociaciones prolongadas. Resulta que EE.UU. está sometido a una fuerte presión interna y externa para acelerar el proceso diplomático para poner fin a la guerra, al mismo tiempo que mantiene en la sombra posibles pasos para intensificar la presión precisamente sobre Rusia. Según informa Axios, citando fuentes en estructuras de poder estadounidenses y europeas, la actual administración de EE.UU. ejerce una presión activa sobre las autoridades ucranianas, pero en este momento no se han elevado a nivel de declaraciones públicas las demandas de sanciones más severas u otras medidas contra Moscú. Esto plantea, al menos, interrogantes sobre la diplomacia estadounidense: por qué Washington se centra específicamente en presionar a Kiev y por qué evita un enfrentamiento abierto con Rusia. La administración estadounidense considera que para alcanzar el objetivo final—terminar la guerra—es importante estabilizar la situación alrededor de Ucrania sin avivar el conflicto en la dirección de incrementar los golpes contra Moscú. De acuerdo con Axios, el presidente Trump, quien a fines de 2020 prometió que en “24 horas” tras asumir el cargo lograría la paz en Ucrania, ahora se ha mostrado decepcionado en el curso de las negociaciones diplomáticas. En conversaciones privadas, ya ha comenzado a expresar dudas sobre la posibilidad de lograr un acuerdo rápidamente e incluso ha declarado que está dispuesto a abandonar el escenario diplomático, reduciendo su participación en este proceso. Casi dando a entender que podría salir de las gestiones activas para ayudar a Ucrania a acabar con la guerra, Trump se ha concentrado en otras áreas de política exterior, dejando abierta la cuestión sobre los pasos futuros. Mientras tanto, aunque el presidente aún no ha establecido plazos específicos, el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., el secretario de Estado Marco Rubio, en declaraciones públicas subrayó la necesidad de “determinar en los próximos días” si es posible progresar en las negociaciones. No precisó exactamente cómo planea la parte estadounidense lograrlo, pero destacó la importancia de actuar con rapidez. Los diplomáticos europeos, que han contactado con fuentes de información, agregan que en los altos cargos crece la preocupación por la falta de resultados rápidos y que tal vez Trump ya tiene la intención de reducir o incluso detener la presión diplomática. Al mismo tiempo, varios diplomáticos europeos enfatizan que estas declaraciones pueden estar motivadas por la presión interna que han recibido tanto los representantes ucranianos como Kiev en general. Según ellos, en Washington entienden que el tiempo pasa y las perspectivas de resolver rápidamente el conflicto se vuelven cada vez más nebulosas. Y existe una alta probabilidad de que la escalada de lo que se llama “presión sobre Ucrania” en favor de volver a posiciones negociadoras más duras no conduzca automáticamente a un mayor apretón de tuercas sobre Rusia. También hay preocupaciones importantes por parte del liderazgo ucraniano que advierten que una posible salida de EE.UU. de las negociaciones podría tener consecuencias negativas para el apoyo militar a Kiev. En informes diplomáticos se señala que en recientes reuniones en París, representantes de EE.UU. intentaron transmitir a nivel diplomático que Washington actualmente no busca intensificar su posible presión sobre Moscú, sino que está más enfocado en buscar compromisos y soluciones con la participación de otros actores internacionales. Los expertos observan que durante las negociaciones en París, el 17 de abril, la delegación ucraniana aceptó las propuestas de Trump para un cese del fuego de 30 días. Al mismo tiempo, Rusia, que afirma activamente sus éxitos en el campo de batalla, propone varias condiciones propias para cualquier posible paz. Esto permite concluir que, incluso si los esfuerzos diplomáticos estadounidenses se debilitan, el Kremlin probablemente no tomará en serio esas señales y continuará insistiendo en sus posiciones. Es importante destacar que las medidas oficiales y las reuniones diplomáticas de la semana pasada no solo buscaban una solución rápida, sino también contrarrestar la inestabilidad de la situación. El contexto geopolítico y la política interna de EE.UU. actualmente opacan la intención de terminar rápidamente la guerra, dejando abiertas cuestiones sobre los próximos pasos de Washington. No se descarta que el escenario de retirada definitiva de la autoridad diplomática activa y la reducción de la presión diplomática sea una de las principales opciones de desarrollo en las próximas semanas.