En Estados Unidos ha desaparecido una activa discusión política sobre nuevas formas de ayuda a Ucrania, lo que genera preocupación entre los aliados y analistas
Según informa el periódico The New York Times, en la Casa Blanca y en el Congreso prácticamente no se llevan a cabo discusiones serias sobre la continuación del apoyo a Kiev, a pesar de la finalización del período del anterior paquete de ayuda estadounidense, aprobado aún durante la presidencia de Joe Biden. Esto señala una posible parálisis, que podría tener consecuencias negativas para las relaciones entre Ucrania y Estados Unidos en los ámbitos de seguridad y economía. Fuentes del Congreso y analistas destacan que, aunque el apoyo militar y financiero a Ucrania, formado en los últimos meses de la administración de Biden, probablemente será el último en el próximo futuro, en Washington actualmente no se están llevando a cabo negociaciones activas para aprobar un nuevo paquete de ayuda. Según confirman los interlocutores, en los niveles superiores del poder todavía no hay claridad sobre los próximos pasos en materia de apoyo a Ucrania. Esto crea una situación en la que Kiev permanece en incertidumbre respecto a la ayuda futura, mientras que los aliados plantean cuestiones sobre garantías por parte de EE. UU. relativas a la transferencia de datos de inteligencia y armas. Una noticia especialmente inquietante es la falta de garantías por parte de EE. UU. respecto a la continuidad del apoyo en materia de inteligencia. Según diplomáticos europeos, los estadounidenses aún no han proporcionado garantías claras de que seguirán siendo un socio clave en este ámbito. Esto en particular se refiere a la posibilidad de suministro de información de inteligencia necesaria para que Ucrania pueda realizar ofensivas oportunas contra posiciones militares rusas e infraestructura, lo cual es fundamental para la defensa del país. El artículo subraya que en Bruselas y otras capitales europeas ni siquiera han recibido semiguardias o intenciones claras respecto a los próximos pasos de Washington. Al analizar las declaraciones de diplomáticos ucranianos, se puede concluir que la administración estadounidense actualmente comunica más bien lo que “recibe” de Kiev, en lugar de compartir planes y proyectos de ayuda futura. Esto genera tensión no solo en los círculos diplomáticos, sino también en Ucrania misma, que depende del apoyo occidental para resistir la agresión. Otro aspecto importante en la relación entre Ucrania y EE. UU. es el asunto de los acuerdos sobre inversiones conjuntas y acceso a recursos naturales estratégicos de Ucrania. Según informa NYT, tras intensas negociaciones en modo cerrado, el gobierno ucraniano estpa considerando una nueva versión de acuerdo que aborda el acceso a minerales y riquezas naturales. En particular, se trata de un acuerdo que permite a EE. UU. acceder a recursos estratégicos de Ucrania —el espionaje y el control de estos recursos son elementos clave para la posible colaboración con Rusia, que, según expertos, busca evitar a Ucrania en la ejecución de sus planes. Fuentes informan que se trabaja en la reescritura de este acuerdo desde hace más de seis semanas, pero el proyecto inicial aún no ha sido firmado. Los especialistas señalan que el objetivo de estos compromisos es crear una base para futuros compromisos con Rusia, lo que en realidad sería “un acuerdo con Moscú”. Para avanzar en este plan, es necesario o declarar un alto el fuego o posponer radicalmente la cuestión, lo que ha generado críticas por parte de Ucrania y sus aliados. En medio de esta situación, cabe recordar que EE. UU. recientemente formuló sus propuestas a los socios europeos en relación con posibles escenarios de resolución pacífica. El foco está en ideas de aliviar las sanciones contra Rusia a cambio de un alto el fuego prolongado. Según afirmó el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, en la raíz de estas propuestas está el expresidente Donald Trump, quien, según sus palabras, no está dispuesto a apoyar ninguna iniciativa de paz si no existen claras perspectivas de que sea factible. Por el momento, en Kiev y en el resto de Europa crece la preocupación por la falta de apoyo activo por parte de EE. UU. en temas de seguridad. Esto genera inquietud acerca de la capacidad de Ucrania para resistir la agresión rusa a largo plazo sin garantías claras de ayuda desde Occidente. Actualmente, no está claro si los planes estratégicos entre EE. UU. y Ucrania seguirán siendo los mismos de antes o si Washington tomará medidas para restablecer las líneas de apoyo tan necesarias para Ucrania en este período difícil.