Durante más de un año y nueve meses de combates activos, las fuerzas rusas han destruido sistemáticamente los santuarios religiosos de Ucrania, causando golpes devastadores a los centros espirituales del país

Según palabras del Presidente Volodymyr Zelensky, desde el comienzo de la agresión a gran escala de Rusia contra nuestro Estado, más de 600 objetos de valor religioso han sido destruidos o gravemente dañados por los ocupantes rusos, lo que representa un récord trágico de destrucción en este ámbito en la historia moderna de Ucrania. Al profundizar en los datos estadísticos preocupantes, el jefe de Estado, durante su mensaje anual a los ucranianos en vísperas de Pascua en inglés, calificó estas pérdidas como una manifestación directa de la política destructiva deliberada de los ocupantes, quienes atacan no solo la infraestructura sino también los valores espirituales del pueblo ucraniano. Según sus palabras, además de la destrucción de templos y lugares de oración, las consecuencias para el clero han sido las más terribles: 67 sacerdotes, pastores y monjes han sido asesinados o sometidos a torturas brutales en los territorios ocupados. Zelensky no ocultó su indignación por estos crímenes de guerra, calificándolos no solo como “pérdidas colaterales”, sino como valores completos que se destruyen bajo la embestida de la agresión rusa. En su discurso, presentó ejemplos concretos para subrayar la magnitud de la tragedia: uno de los misiles impactó en el altar de una iglesia ortodoxa en Odesa, destruyendo el santuario y dejando ruinas en el interior; los bombardeos de artillería han destruido sin piedad templos enteros, y los lugares de oración se convirtieron en ruinas ardientes tras las explosiones de las bombas rusas. El mandatario resaltó que ya han sido destruidos 640 objetos religiosos, en su mayoría cristianos, y subrayó la firme convicción de la sociedad ucraniana en la necesidad urgente de reconstruir estos santuarios. “Los reconstruiremos todos”, aseguró Zelensky, enfatizando la fe inquebrantable de los ucranianos en la recuperación de su patrimonio espiritual incluso en los momentos más difíciles. El líder del país afirmó que la destrucción de los santuarios religiosos y la aniquilación de la vida espiritual de Ucrania no son solo crímenes de guerra, sino también un golpe en el corazón del pueblo ucraniano, que demuestra al mundo su inquebrantable resiliencia, fe y resistencia frente a la agresión. En tiempos de guerra con países agresores, iglesias, monasterios y lugares de oración ucranianos se convierten en símbolos de una nación espiritual indomable, que no permitirá que sus tradiciones ancestrales sean borradas de la memoria histórica.