Las fuerzas rusas llevaron a cabo otro ataque aéreo en la ciudad pacífica de Kupyansk, en Járkov, lo que constituye otro ejemplo de la táctica destructiva del agresor y confirma el peligro para la seguridad de los habitantes locales
Los eventos de la tarde del 17 de abril trajeron una nueva ola de alarma y destrucción, dejando tras de sí huellas de devastación y sufrimiento. Según informaciones divulgadas por la Fiscalía de la Región de Járkov, alrededor de las 16:35 hora de Kiev, las fuerzas armadas de Rusia realizaron otro ataque aéreo en el área de un conjunto residencial de varios pisos en Kupyansk. Como resultado de un impacto preciso en un edificio de nueve pisos, en el que residían numerosos civiles, resultó herida una mujer de 72 años. La pensionista sufrió heridas que requirieron atención médica; su estado actual permanece estable, pero la situación respecto a otros posibles afectados aún se está aclarando. De acuerdo con datos oficiales, como consecuencia del golpe se dañaron al menos diez edificios residenciales colindantes. La onda de choque destruyó habitaciones, dañó fachadas y ventanas, dejando a los residentes en un estado de pánico y desesperación. Testigos informan de un fuerte sonido de explosión, una densa nube de humo y daños que generaron no solo heridas físicas, sino también traumas psicológicos. Según la Fiscalía de Járkov, para realizar este ataque las fuerzas rusas emplearon una bomba aérea ODAБ-1500, que es una munición de gran volumen y detonación, considerada una de las más potentes de su tipo, capaz de causar daños significativos en un área extensa, como confirmaron los efectos del ataque reciente. En las fotos y videos publicados se puede ver claramente el lugar de impacto — fragmentos, paredes destruidas y ventanas dañadas. La grabación de video, divulgada por la Fiscalía, muestra el momento de la explosión, resaltando la magnitud de los daños y la brutalidad del ataque. Este suceso recuerda una vez más el alto costo de la guerra para la población civil — edificios destruidos, habitantes heridos, presión psicológica e incertidumbre. Las autoridades locales y los servicios de respuesta rápida trabajan en la asistencia a los afectados y en la búsqueda de posibles heridos adicionales, sin que aún se haya podido calcular completamente la magnitud de los daños y el número de víctimas. La sociedad expresa su creciente indignación y preocupación por futuras acciones del enemigo y la amenaza de destrucción de infraestructura. Las autoridades locales llaman a los residentes a mantener la calma y seguir las recomendaciones de seguridad. Al mismo tiempo, los defensores ucranianos y la policía local aseguran que harán todo lo posible para prevenir nuevos ataques y proteger la vida y la propiedad de los ciudadanos. Este caso vuelve a subrayar la necesidad de un mayor apoyo internacional y sanciones dirigidas contra el país agresor, así como recordar el peligro inmediato para las ciudades pacíficas y sus habitantes, que siguen bajo una amenaza constante de ataques con misiles y aviones.