El Kremlin intensifica sus esfuerzos para detener la ayuda europea a Ucrania, intentando crear la impresión de que dicho apoyo es provocador y evitar así su aumento futuro

Chas Pravdy - 18 abril 2025 16:23

Según expertos del Instituto de Estudios sobre la Guerra (ISW), las autoridades rusas emplean una narrativa cada vez más agresiva para desacreditar y, en la práctica, frenar los esfuerzos de Occidente en apoyar a Kiev en su lucha contra la agresión rusa. Los especialistas señalan que el Kremlin utiliza esta táctica para convencer a los países europeos de que cualquier ayuda militar a Ucrania tiene un carácter provocador y para instarlos a abstenerse de tomar medidas adicionales. El 17 de abril, la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zakharova, realizó declaraciones contundentes respecto a una posible intervención de Alemania en la guerra en Ucrania. Advirtió que cualquier ataque con misiles Taurus en territorio ruso por parte de Alemania sería considerado como una participación directa de Berlín en el conflicto. Estas declaraciones forman parte de una estrategia más amplia de presión y demostración de la capacidad del Kremlin para reaccionar ante las amenazas de los países occidentales, incrementando así los niveles de tensión en el ámbito internacional. Además, la diplomacia rusa no oculta sus amenazas hacia los países bálticos y Polonia, que apoyan activamente a Ucrania. Se afirma que en un escenario donde la OTAN emplee la fuerza contra Rusia o Bielorrusia, los primeros en sufrir serían precisamente los países de la región, incluido Estonia. Estas amenazas, utilizadas para disuadir la ayuda y reforzar la posición rusa, no son nuevas. Los expertos añaden que Rusia ha empleado tácticas similares en varias ocasiones, como amenazas y chantajes con armas nucleares y consideraciones sobre intervenciones militares, con el objetivo de influir en la reacción occidental y reducir el apoyo a Ucrania. Según el análisis del ISW, Rusia busca también presentar los esfuerzos europeos por fortalecer las capacidades defensivas de Ucrania y Europa como acciones provocadoras que solo aumentan la tensión. Esto se hace para disuadir a los países europeos de brindar apoyo adicional y fortalecer su defensa. Paralelamente, el Kremlin continúa propagando que cualquier fortalecimiento militar de Kiev podría ser la base para nuevos conflictos, en lugar de promover la paz. Los informes recientes muestran que los funcionarios rusos siguen apoyando la idea de que Ucrania debe hacer concesiones territoriales significativas para alcanzar acuerdos con los diplomáticos occidentales y poner fin a la guerra. Al mismo tiempo, en su intento de presionar, las fuerzas rusas llevan a cabo ataques regulares en áreas estratégicas, empleando tácticas de golpes mecanizados a gran escala. Por ejemplo, en la región de Zaporizhzhia, los rusos realizaron una ofensiva terrestre masiva contra un batallón, lo que indica un cambio en su estrategia y un intento de aumentar la presión sobre las posiciones ucranianas. En general, la situación sigue siendo tensa: el Kremlin adapta activamente su campaña militar y de información, usando amenazas, chantajes y provocaciones para evitar que los países occidentales brinden mayor apoyo militar a Kiev. El uso de drones para ataques con armas químicas, en violación de la Convención sobre la Prohibición de las Armas químicas, es otro ejemplo claro de la escalada de la agresión rusa. Por otro lado, el presidente ukraino Volodymyr Zelensky informa sobre avances en la diplomacia: Estados Unidos y Ucrania están cerca de firmar un acuerdo bilateral sobre el uso de recursos naturales, lo que podría ser de gran importancia estratégica para ambos países y fortalecer su cooperación. En este contexto, Ucrania continúa desarrollando nuevas capacidades defensivas, mientras las fuerzas ucranianas avanzan activamente en la liberación de territorios. Los recientes avances, especialmente en la zona de Toretsk, generan esperanza de una futura recuperación de las regiones ocupadas. Simultáneamente, las tropas rusas han intensificado sus actividades en la región de Kursk y en zonas cercanas a la frontera ucraniana, incluyendo cerca de Kupiansk, Toretsk y Pokrovsk, así como en áreas cercanas a Zaporizhzhia. Esto indica intentos sistemáticos del Kremlin por ampliar su presencia militar y controlar la mayor cantidad posible de territorios aún en su influencia. En resumen, la situación presenta muchos desafíos para Ucrania y sus socios, aunque también muestra un alto nivel de resistencia y disposición a resistir. Los análisis de expertos sugieren que la estrategia del Kremlin, orientada a reducir el apoyo europeo y estadounidense, enfrentará contradicciones tanto en el campo de batalla como en la diplomacia. La lucha por el futuro de la independencia ucraniana continúa con renovada intensidad.

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